Preguntas Frecuentes
FAQ
La producción de autovacunas depende de la formulación específica que requiera el cliente, dado que las diferentes bacterias tienen procesos y tiempos de crecimiento diversos.
En general, el proceso suele durar unas 5- 6 semanas en completarse.
Factores como la gran diversidad de sistemas acuáticos, la variabilidad de la respuesta entre diferentes especies o entre animales de una misma especie en diferentes estadios productivos o la inmunogenicidad intrínseca de cada especie con las que se fabrican las autovacunas condicionan el resultado final.
Así, el parámetro DOI (Duration of Immunity) inherente a cada formulación o proceso de vacunación puede variar significativamente y es prácticamente imposible predecir la evolución de la respuesta inmune. Existen sin embargo ciertas generalidades que pueden ayudar para el diseño de los protocolos vacunales:
La vía de administración. Las vacunas de inmersión generan una respuesta mayoritariamente a nivel de mucosas, menos duradera y por tanto menos efectiva que la inyección intraperitoneal. A día de hoy, tanto las formulaciones aplicadas por inmersión o por vía oral se consideran efectivas como refuerzo o boost vacunal.
La formulación de las vacunas. La respuesta inmune humoral específica se retrasa tras la inyección de una vacuna oleosa con respecto a la administración de formulaciones acuosas e hidrogeles , pero una vez generada esta respuesta es más intensa y puede tener una durabilidad de hasta 8 meses. No obstante las formulaciones en emulsión generan una primera respuesta inflamatoria masiva más severa que las bacterinas acuosas.
En acuicultura continental, la respuesta primaria tras la vacunación de peces naive por inyección aparece a partir de la cuarta o quinta semana postvacunación, dependiendo de la temperatura del agua. Esta respuesta tiene una duración limitada de aproximadamente 3 meses, tras los cuales es recomendable realizar un boost vacunal. La respuesta secundaria es más rápida, intensa y se puede mantener pasados los 6-8 meses post vacunación.
La elección del adyuvante depende de la presión que exista en cada instalación y de las características del sistema productivo.
Los adyuvantes oleosos pueden contribuir al control de patógenos endémicos en situaciones de alto riesgo y normalmente son la opción más idónea en instalaciones con recidivas frecuentes asociadas a patógenos que no responden a la antibioterapia. Además, si el ciclo productivo es largo, la aplicación de formulaciones en forma de emulsión puede contribuir a mantener un buen estatus sanitario durante la mayor parte del mismo.
Sin embargo, la administración de emulsiones conlleva un mayor riesgo tanto para el vacunador como para el animal, pudiendo aparecer en éste último efectos secundarios en forma de granulomas, adherencias, congestión de órganos y micro-pigmentaciones.
Los salmónidos son especialmente susceptibles a las formulaciones oleosas, y no se recomienda su uso en los animales reproductores de estas especies continentales.
En instalaciones con menor presión, con producciones a corto plazo o con especies más sensibles se recomienda usar un adyuvante acuoso.
Estudios recientes muestran que la eficacia de las diferentes valencias disminuye a medida que se multiplican las valencias de una vacuna.
Por ello es importante contar con asesoramiento experto para determinar la formulación adecuada en base a las necesidades de la instalación, brotes anteriores y posible competencia antigénica entre las valencias de una vacuna.
Tras el estrés asociado al manejo y la respuesta pro-inflamatoria que genera la vacunación es recomendable respetar un periodo de 350 grados/día antes de realizar el traslado de los animales.
Este es además el período aproximado en el que una vacunación va a generar un nivel significativo de respuesta inmune, y por tanto protección, específica.
La espera entre vacunaciones sería del mismo rango.
A la hora de definir la talla ideal para la vacunación, necesitamos entender el sistema productivo de la instalación para determinar el momento óptimo. El momento ideal para la vacunación se define teniendo en cuenta el momento en el que los peces son inmuno-competentes y la época de riesgo de brotes.
La vacunación se produce una vez el pez tiene el sistema inmune totalmente desarrollado y antes de llegar al periodo en el que suelen aparecer brotes en las instalaciones. Factores como la temperatura, los recursos acuosos o el ciclo productivo afectan la decisión de cuando vacunar.